17 años después
“¿Qué
wea’ nos pasó?” fue lo que nos
preguntamos 17 años después; cuando el punk rock y las salidas a la playa ya no
formaban parte de nuestro cotidiano.
Hace
17 años – la mitad de nuestra vida
actual, la mitad de nuestro camino recorrido- pensamos que el futuro era el
hoy. Sucede que el hoy se ha prolongado y vivimos lo que pensamos seria el
futuro.
¿Qué
nos pasó, flaca? Pasó que evolucionamos intelectualmente, laboralmente, pero no
emocionalmente. Pasó que la realidad adulta, fría y pragmática nos dio una
bofetada en nuestro galáctico corazón tomecino. Pasó que siempre creímos,
siempre confiamos, siempre esperamos: y en esta selva esas actitudes no llevan
a buen puerto. Pasó que leímos demasiado (todos nuestros ídolos ya estaban
muertos): la realidad no está en los libros, es por eso que los escritores la
crean, como vía de escape.

Pasó
que vivimos en el undergroud, y
recién ahora nos damos cuenta que estamos y existimos en la superficie: hemos
salido de la platónica cueva, pero la luz que nos rodea nos incomoda. Las sombras
no eran personas, sí, pero esa creencia nos protegía de la realidad. Es difícil
acostumbrarse a la radiación solar y a los cuerpos palpables, que interactúan,
que tienen sus lógicas y leyes de gravedad: no para todos las cosas tienen el
mismo peso; no todo se atrae con la misma fuerza e intensidad. Las leyes de la física
varían según el ente en cuestión.
Pasó
que el humo y la vaguada costera se disiparon de nuestros cerebros. Despertamos
a un futuro extraño y nos cuesta comprender sus lógicas y ritmos. Se acabaron
las cervezas, se acabaron las tocatas. Pedimos a gritos otra canción, pero la
banda ya se ha ido. Se apagaron los micrófonos, el amplificador está en off y
las guitarras guardadas.
Nos
veremos en un pub de jóvenes profesionales, con un jazz, bossa nova o rock
noventero de fondo. Nos veremos en un café en el centro de la ciudad. Saldremos
solo un día en el fin de semana, pues ya es imposible carretear ad infinitum. Nos saludaremos el lunes
en la mañana, deseándonos un buen día en ese trabajo que ya no nos causa placer.
Hablaremos de créditos, ropa, hipotecas, inversiones, fen shui y comentaremos las técnicas de nuestros psicólogos.
Compararemos a los hombres de nuestra vida, evaluaremos similitudes y
diferencias, contaremos nuestras historias, hablaremos de maternidad, del rol
de la mujer moderna, de cuantas cremas usamos en el rostro y compartiremos los
productos y recetas naturales para un buen cutis. Anotaremos en nuestra mente todo lo que nos digamos:
nos creeremos.
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