UNA NOCHE GESTALTICA
O
SECANDO LOS POZOS CONGELADOS Y ESCONDIDOS.
Que
sean las 23:50 y yo aún esté despierta, eso para mí ya es una noche en vela. Como
me cuesta mucho tener tiempos muertos – a no ser que yo misma decida que serán
momentos de ocio productivo – aproveché la silenciosa y nocturna instancia para
pensar el porqué de mi insomnio.
Una
cosa llevó a la otra: un recuerdo llevó al otro, y como respuesta divina tuve
una epifanía: Las lágrimas que salían por mis ojos venían de un lugar oscuro y
distante. De un lugar que estaba escondido durante casi una década. Por eso
eran frías, pues venía de un paisaje congelado, de un invierno olvidado.
Como
este suceso estaba tan escondido en los laberintos de la memoria emotiva y del
alma, nunca, pero nunca nunca había sido contado a nadie: esa realidad, ese
episodio jamás había sido pronunciado verbalmente, solo existió entre dos
personas que tácitamente juraron bajo pena de muerte, jamás revelar tal hecho
sucedido.
Y yo
soy una persona que cumple sus promesas, pero al mismo tiempo me di cuenta que
la única forma de secar ese pozo congelado de lágrimas, era contándolo a un
tercero, verbalizándolo. Escribirlo ya no era suficiente, la poesía ya no era
suficiente. Entonces me acordé de la Gestalt.
Imaginé
a la única mujer que podría contarle esto, y la mentalicé. Te mentalicé
Estimadirijilla. Me coloqué cómoda, cerré mis ojos húmedos de lágrimas y te
conté toda la historia.
Ahora
que ha sido verbalizada – pero jamás oída – el pozo de lágrimas congeladas se
ha derretido y secado. Las palabras y sus sonidos barrieron con toda el polvo
escabroso que durante tantos años se había juntado en ese escondido lugar. He puesto
la casa en orden. El invierno se ha acabado: ahora que sé lo que tengo que
domesticar, la situación es más clara. Ahora que sé cómo debo remodelar el
lugar, las cosas se hacen más claras. Le pedí a Dios que no me dejara caer. Él me
hizo recordad la Gestalt, la Gestalt me hizo recordar a Estimadiriijlla. Cerré
los ojos y te conté todo.
Gracias
por escucharme.
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