lunes, 14 de julio de 2014

Llevo una semana de vacaciones. Viajé con tranquilidad, sin grandes expectativas ni emociones de volver a mi lugar natalicio y a las calles que me vieron correr y pisar posas de agua camino a la escuela. Escuela con número, dígase de paso, D-417 República del Ecuador.

Llegué al lugar que ahora se ha convertido en mi norte. Es increíble cómo hasta la geografía es relativa: todo depende de donde estemos y hacia donde vayamos. La tierra es circular. Pero ok, dejemos las cosas relativas y subjetivas para los filósofos.

Llegué a respirar el aire salado con nostalgia satisfecha, a mi ciudad sumergida en algas y peces; a todo lo que un día amé y me estremeció hasta las lágrimas. Sin embargo, y como lo dice el axioma, lo único constante es el cambio. Sí, mi emoción urbana ha cambiado; ya no siento placer en la ciudad. Ella emerge de un suelo de cemento, sus árboles son gigantes, de concreto, poseen ventanas y antenas en lugar de hojas y flores. Su armonía, que antes me cautivaba, ahora me resulta amorfa: los semáforos me restringen, el atardecer es ruidoso y opaco; el sol se refleja en el cemento ceniciento; su luz no llega a lo verde ni hace nacer arcoíris flotantes.

Lo único que aún me cautiva es el cementerio abismal con vista al mar y la playa. Talvez porque la muerte es universal: no es de la cordillera o del mar, ni de lugares mediterráneos, no es del norte o del sur: es lo más verdadero y venidero que existe. Podemos estar más seguros de morir que de ir, eventualmente, al cielo o infierno. La belleza está en lo eterno e infinito: en la muerte, en el amor, en el mar, en el Eterno, en la amistad, en la combinación de notas que pueden formar una canción; en las palabras que nunca se dijeron, en las miradas que todo lo expresaron, en el cálido silencio.

Dostoievski decía que la belleza salvará al mundo y es por eso que brindo y me refugio en ella, como tentativa de amparo, como sustento y sosiego; sin hedonismo exacerbado, apenas con el deseo de deleitarse y apreciar la simplicidad de las cosas.

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